Encuentro

(Manaos – Brasil)

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Hoy conocí el río Amazonas.

Llovía una lluvía fina y constante y se me pegaba el pelo en los ojos y la remera en el cuerpo. Las ojotas chapoteaban en el barro y el río parecía mar, un mar agitado que crecía a orillas de esa sombra eterna que es la selva. Algunos estibadores cargaban pilas de cajas a sus espaldas. Otros dormían en las hamacas que colgaban dentro de los camiones de carga. Un pibe ofrecía maconha entre susurros mientras comía mango. Y las lanchas desaparecían entre la niebla como fastasmas sin rumbo.

Y olía a pescado, a perro mojado, a encuentro de las aguas.

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